La liturgía de la Iglesia reserva un papel muy importante a los símbolos y al vestuario de las personas que participan, porque la liturgía representa la celebración del encuentro con el Dios viviente en palabras, imagenes, símbolos y gestos. Los hábitos festivos expresan la fe y la devoción de los que les comisionan, confeccionan y ponen. En cambio, el descuido indica una fe débil y apretada. La solemnidad y la belleza de los hábitos, precisamente los que se ponen el Domingo para participar a la Santa Misa, expresan un profundo sentido de alegría para nuestra fe en la resurrección de Cristo. En efecto Cristo resucitó el Domingo y por eso es debido que esto acontecimiente de la Fe Cristiana se celebre con dignidad, joya y un clima de fiesta.
El caminar en procesión constituye un atestado colectivo de fe y devoción, expresión de rezo común, símbolo de pertenencia a la Iglesia y de esperanza escatológica.